• +54 9 11-2783-8588
  • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Alimentación y nutrición en el futbol

Alimentación y nutrición en el futbol

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

Por Solange Sadoc

La alimentación y la nutrición son un pilar fundamental para el rendimiento deportivo, es por eso que debemos entender que estas dos acciones se deben aplicar a sujetos individuales. No podemos cometer el error de pensarlas como un concepto unidimensional y genérico. Si generalizamos podemos caer en las famosas dietas populares, que no son más que conductas alimentarias propias de cada sujeto.

Podemos preguntarnos ¿Lo que le hace bien o le sirve a Pedro le funcionara a Juan? Muchas veces hemos escuchado: “esta dieta la hizo tal deportista, entonces a mí también me va a funcionar”, “esta bebida energizante marca X, la promociona fulanito que es un capo, entonces debe ser la mejor forma de hidratarse”.

En el mundo del deporte amateur es muy común imitar acciones y conductas de “grandes referentes” que influyen en la forma de alimentarse. Los planteles importantes cuentan con asesoría nutricional de profesionales que cuidan al deportista. Es por ello que debemos ser conscientes de cómo y de que alimentarnos.

La alimentación es un acto voluntario, somos nosotros principalmente (o nuestros padres/tutores) quienes eligen que llevar a la mesa a la hora de comer. Es por ello que estas acciones dependen de la toma de decisiones y de la disponibilidad, que involucran factores socio-económicos y culturales. Por otro lado, la nutrición es un acto inconsciente que depende de las funciones del organismo, como los mecanismos fisiológicos, para aprovechar los sustratos nutricionales de los alimentos. Sin embargo, no podemos olvidarnos de que los factores emocionales también influirán en estas dos acciones. Como advertimos anteriormente, la nutrición y alimentación son multifactoriales, por lo que debemos abordarlo de manera integral tanto en la vida cotidiana como en la deportiva.

Cuándo estoy ansioso o nervioso por una competencia, ¿mi nutrición y alimentación serán igual? ¿cómo influye el estado de ánimo en cuanto a mi rendimiento deportivo y nutricional?. Estas interrogantes son planteos fundamentales para entender que nuestra alimentación se debe entrenar: no podemos pretender tener una buena alimentación solo enfocándonos en el rendimiento en una competencia, debemos hacer de ésta un modo de vida, generando adhesión a la dieta o conducta alimentaria, y trabajando de manera integral la gestión de las emociones. Es por ello que la nutrición es el entrenamiento implícito “invisible”. Debemos generar cambios a largo plazo y no pensar en la competencia X para no caer en los famosos “permitidos” fuera de temporada que generan cambios hormonales y conductas indeseables.

Nuestro cuerpo necesita energía para rendir en un entrenamiento y/o competencia, como así también, recuperarse post entrenamiento, por lo que debemos incorporar alimentos con funciones energéticas (carbohidratos) y alimentos que repongan el tejido muscular (proteínas). Estos alimentos deben ser de calidad nutricional (alimentos reales) y además generar ADHESION (tener en cuenta las elecciones personales). Por este motivo es que hay que generar hábitos saludables sostenibles a lo largo de la vida. Esto es un proceso y es algo que debe entrenarse.

En conclusión, de todos los conceptos que tomamos anteriormente debemos quedarnos con la idea de que una alimentación debe ser acompañada de una buena nutrición. Para ello debemos ser conscientes de lo que llevamos a nuestra mesa y como nos relacionamos con los alimentos, ¿Para qué?, para no generar aspectos como la ansiedad, estrés y depresión por “empezar una dieta o un cambio alimentario”, ya que estos generan estados negativos para la salud. Pensémoslo de manera integral y gestionemos las emociones, que tanto influyen en nuestra conducta alimentaria, para ello es fundamental generar adherencia a nuestra estrategia alimenticia y hacer una elección de calidad de los alimentos. Si consumimos alimentos naturales “reales” y no productos industriales, nada puede salir mal.