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Innovación en el fútbol: ¿Por qué la inteligencia es clave para que la formación deportiva evolucione hacia una educación integral?

Innovación en el fútbol: ¿Por qué la inteligencia es clave para que la formación deportiva evolucione hacia una educación integral?

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Por Jean Palomino

Argentina es un país en el que el fútbol es casi una religión, y ser futbolista, el sueño de muchos. Sin embargo; ¿cuántos llegan a ser profesionales? Las estadísticas dicen que el 1%, ¿qué pasa entonces con el 99% restante?, y lo que es más importante, ¿qué pasa con aquellos que, en busca del sueño del profesionalismo, abandonan la escuela?

A lo largo de nuestra vida hemos pensado que el fútbol y la educación académica no son compatibles, o es uno o es lo otro, pero ¿realmente esto es así? Si de 100 niños, 99 no llegarán a ser futbolistas, ¿no deberíamos apostar por una educación integral en lugar de esperar que nuestros hijos sean parte de ese 1%?

Si vivimos en un mundo en el que la creatividad y la innovación son cualidades cada vez más valiosas, ¿por qué no fomentar entornos creativos en los procesos de formación deportiva? Quizás porque la innovación tiende a desacomodar los escenarios de supuesta estabilidad, pero, ¿no es cierto acaso que el que no hace nada para evolucionar está haciendo todo para estancarse?

Empecemos señalando que hablar de innovación en el fútbol muchas veces nos obliga a pensar en dos posibles resultados: el éxito y el fracaso. Ante tal escenario, las personas tienden a escoger una alternativa segura antes que una probable, razón por lo cual hay más conservadores que innovadores en el mundo del fútbol. Sin embargo; es importante que se empiecen a atender los procesos y valorar los resultados. Es decir, cambiar el paradigma de que en el fútbol todo está inventado, porque históricamente nunca lo estuvo, y porque siempre habrán entrenadores creativos: con nuevas ideas y formas de comunicarlas, y capaces de crear una atmósfera creativa de la que todos sean parte. Además, ¿qué sería de la estrategia sin creatividad? ¿cómo podríamos reclamar creatividad en la competencia si no la trabajamos en los entrenamientos?

La ley de causa – efecto dicta que entrenadores creativos en entornos creativos formarán futbolistas creativos, pero no basta con eso, considerando que solo una centésima parte podrá cumplir el sueño de ser profesional. Es aquí donde es preciso señalar la importancia de reconciliar la formación deportiva con la educación académica, entendiendo que ambos son complementarios y no excluyentes. Porque si es innegable el rol del deporte como agente de transformación social, también lo es el hecho de que la vida académica otorga los conocimientos y la metodología necesaria para ser competente en el mercado laboral mañana más tarde. Por cierto, ¿cuántos hemos conocido personas deportivamente talentosas que decidieron solo dedicarse a los estudios y no explotaron sus capacidades atléticas? ¿cuántas de esas decisiones fueron tomadas simplemente por creer que ambas cosas no pueden ir de la mano?

El mundo está cambiando: la manera de relacionarnos, la de comunicarnos, la de trabajar. Todo está en constante movimiento. Y, como ya había dicho Stephen Hawking, ¨la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios¨.